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domingo, 7 de octubre de 2012

Abducciones, el lado oscuro del fenómeno OVNI.


 
Cuando pensamos en la posibilidad de que habitantes de planetas lejanos lleguen a la Tierra en sus naves espaciales, muchas veces deseamos verlos y que incluso “nos lleven a dar una vuelta en sus platillos”.  

Millones de personas alrededor del mundo han tenido esa experiencia, y no ha sido nada amigable, por el contrario, se refieren a ella como la peor pesadilla de sus vidas.
Muchas veces la persona no está consciente de lo que le ha sucedido.  De repente tiene crisis de ansiedad, terrores nocturnos, ataques de pánico, inestabilidad emocional y sensación de que lo están vigilando.  En su cuerpo aparecen pequeñas cicatrices, punzadas como de agujas o quemaduras, todas ellas inexplicables.  Sufren pesadillas en las que se ven siendo examinados en especies de consultorios médicos, y en presencia de seres de aspecto extraño.
El miedo a ser tachados de locos, mentirosos o fantasiosos, les impide buscar ayuda profesional, pero cuando deciden ir a ver al médico e incluso al psiquiatra, logran recordar generalmente bajo hipnosis lo que generó esas secuelas físicas y psicológicas, y descubren con horror que han sido víctimas de un caso de abducción o secuestro por extraterrestres.
No importa en qué parte del mundo viva la persona, los detalles de los testimonios son sorprendentemente similares.  Son llevados contra su voluntad hasta una nave donde son desvestidos, acostados en camillas metálicas, duras y frías y examinados.  Les sacan muestras de sangre, muestras de semen en el caso de varones o les extraen óvulos en el caso de las mujeres.  También  como muchos han narrado, les pasan por todo el cuerpo una especie de escáner de luz, un “hula hula” que los recorre de arriba abajo.  Hombres, mujeres y niños reportan los mismos sucesos, aunque estén a miles de kilómetros unos de otros.
Han sido tantas las personas que contaban la misma historia y tan inquietantes las secuelas que padecían que prestigiosos científicos y destacados ciudadanos como el Dr. John E. Mack, psiquiatra estadounidense, profesor en la escuela de Medicina de la Universidad de Harvard, autor de varios libros y ganador del premio Pulitzer; el Dr. David M. Jacobs, profesor de historia de la Universidad de Temple in Filadelfia y Budd Hopkins, un renombrado artista, autor y uno de los pioneros en estudiar el fenómeno de la abducción por extraterrestres, se dedicaron a estudiar cientos de casos de personas que manifestaban haber sido llevados contra su voluntad por seres extraterrestres.  En Argentina, el psiquiatra Dr. Néstor Fabián Berlanda y el psicólogo clínico Juan José Acevedo, estudian desde hace años los llamados “traumas anómalos” y raptos por entidades no humanas.

Peso a esto, la mayoría de médicos todavía se rehúsa a creer las historias de personas que dicen haber visto naves interplanetarias y haber sido secuestrados por seres pequeños de color gris o verdoso, de cabezas desproporcionadas, sin cabello, muy delgados, de brazos y dedos largos y enormes ojos negros.  
Generalmente les diagnostican esquizofrenia y otros padecimientos mentales y les recetan medicamentos para calmar la ansiedad y el estrés.
Sin embargo, el fenómeno de la abducción es el que mejor puede estudiarse, y el que deja verdaderas pruebas, como los que hemos mencionado: quemaduras por radiación, pinchazos, cicatrices, y además los llamados implantes, que son diminutos objetos incrustados en el cuerpo de las personas secuestradas y que son descubiertos a través de radiografías.
El Dr. Roger Leir, cirujano podólogo de California, EE.UU., ha investigado las abducciones y extraído al menos 16 implantes del cuerpo de varios abducidos.  Los objetos removidos mediante cirugía tenían las características de ser metálicos, pero unidos por terminaciones nerviosas al cuerpo.  Son altamente magnéticos y transmiten señales de radio.  Las personas que los tenían no saben cómo habían llegado hasta ellos, ni por qué razón estaban en sus cuerpos.  Una vez extraídos del paciente, los implantes parecen degradarse rápidamente y perder sus propiedades.
Se cree que son usados por los alienígenas para rastrear en todo momento a la persona y poder localizarla fácilmente.  Se piensa que los implantes transmiten información sobre los cambios hormonales en el cuerpo, no solo a través de los años, según se llega a la pubertad o la menopausia, sino mensuales, con la ovulación.
Uno de los primeros casos de abducción registrados sucedió en Minas Gerais, Brasil, en 1957. 
 El joven granjero Antonio Villas Boas araba el campo cuando apareció una nave desconocida que aterrizó cerca de su tractor. Varios seres salieron de ella y lo llevaron a la nave en forma de huevo donde lo desvistieron y lo hicieron mantener relaciones sexuales con un ser de apariencia humana.
Otro caso que sucedió en los Estados Unidos en 1961 y que fue el primero ampliamente publicitado es el de Betty y Barnie Hill, una pareja de esposos que viajaban en su auto tarde en la noche por las carreteras del noreste del país, cuando se les apareció una luz brillante que después vieron que era una nave desconocida.  Trataron de escapar de ella y lo siguiente que recordaban era llegar a casa al alba.  Bajo hipnosis, ambos mencionaron haber sido llevados al interior de la nave donde se les practicaron exámenes físicos.  El periodista John G. Fuller escribió en 1966 el libro The Interrupted Journey (El Viaje Interrumpido) donde narra este caso, el cual motivó a muchas otras personas a contar también sus propias experiencias.
En 1975 en Arizona, el leñador Travis Walton fue secuestrado por un OVNI frente a sus amigos, reapareciendo hasta cinco días después, completamente desnudo y aterrado.  Sobre este caso se realizó la película Fuego en el Cielo, en 1992.  Como estos, ha habido millones de casos mas o menos publicitados, en todo el mundo.
Las personas que sufren estas experiencias manifiestan que sus vidas cambian radicalmente.  Se sienten solas, angustiadas, sin que nadie, ni siquiera sus más cercanos familiares, crean sus historias y les exigen no hablar de “eso”.  Reciben la burla de los amigos y la acusación de estar poseídos por demonios por parte de miembros de las iglesias a las que pertenecen. Pronto aprenden a sufrir en silencio y a no hablar más de lo que los aflige.  En Estados Unidos y otros países, sin embargo, se ha iniciado la terapia en grupo, donde estas personas pueden comentar lo que les ha pasado con otros que han pasado por lo mismo, bajo la guía de un profesional en salud mental.
La abducción puede darse en el campo o en la ciudad; estando sola la persona o en grupo, yendo en un carro o a pie; de día o de noche.  Este fenómeno se da también a través de distintas generaciones, comprobándose que abuelos, hijos y nietos de una misma familia lo han sufrido.  Una señal probable de que una persona ha sido secuestrada por extraterrestres, además de los síntomas mentales que hemos mencionado, es el abundante sangrado nasal a veces repetido y sin razón aparente.
Algo común en los casos de secuestro son las “visitas de dormitorio”.  La persona es sacada de su cama en mitad de la noche y llevada de alguna forma a través de ventanas cerradas o paredes, hasta  una nave donde son examinadas y luego devueltas a casa, sin que su pareja se despierte.  La persona generalmente se siente paralizada, con un fuerte hormigueo por todo el cuerpo y no atina a entender qué fue lo que le sucedió.
En Costa Rica, Enigma tico ha recibido testimonios sobre casos de abducción de distintos lugares del país, como San José, la zona sur, Puntarenas, Alajuela y la región del Caribe.  



Fuente:    sabiens

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