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martes, 4 de junio de 2013

El momento en que dejamos de comer como gorilas



Hace tres millones y medio de años, los 'Australopithecus' comenzaron a comer también otras plantas y carne

El conocido dicho: «Somos lo que comemos» adquiere su pleno significado a la vista de los dientes de los primeros humanos de África. Nuestros antepasados se alimentaban exclusivamente de hojas y frutas que encontraban en árboles y arbustos, una dieta similar a la que siguen los chimpancés y gorilas en la actualidad. Sin embargo, tres millones y medio de años atrás, los primeros 'Australopithecus' comenzaron a comer también otras plantas como juncos y gramíneas, ampliando así sus gustos culinarios.
¿Cómo han podido averiguar este cambio de la dieta los antropólogos? Con ayuda del isótopo de carbono—13. Los biólogos saben que la fotosíntesis en árboles y arbustos, no es igual que en las plantas más simples como las gramíneas o los juncos. Estas últimas poseen mayores concentraciones de una variedad más pesada de carbono, el isótopo de carbono—13. Con su dieta vegetariana, el organismo de nuestros ancestros africanos absorbió grandes cantidades del carbono contenido en las cadenas orgánicas de los vegetales, de manera que fue utilizado posteriormente por el organismo a medida que nacían las nuevas células y les crecían los dientes.
Y de las hierbas, ¡pasó al esmalte dental! A partir del análisis de las concentraciones de esta variedad estable del carbono, en los esmaltes de los dientes encontrados en esqueletos de distintas especies, puede descifrarse el mensaje encerrado en sus bocas, ¡millones de años después! De hecho, no estamos tan alejados de los que nos precedieron, pues aquellos que disfruten comiendo unas patatas con maíz, siguen manteniendo viva la tradición de los 'Australopithecus', tres millones y medio de años más tarde.
«No sabemos exactamente qué sucedió», afirma el profesor Matt Sponheimer, autor principal del artículo publicado en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences. «Los isótopos son de gran ayuda, pero no cuentan la historia completa. Deberíamos conocer qué alimentos consumían y cómo habrían influido en la anatomía humana a lo largo del tiempo», reconoce Sponheimer. «Hasta este momento, hemos podido concluir qué hominidos no comían las frutas de los arbustos, pero a partir de ahí no es fácil dar respuestas al resto de interrogantes», concluye.
Los antropólogos aún debaten cómo interpretar estos hallazgos en términos evolutivos, si son debidos a posibles alteraciones climáticas o del entorno. Actualmente están interesados en valorar la influencia que la geografía o los ecosistemas puedan tener en estos cambios de hábitos alimenticios. De todos modos, a partir de los datos no puede extrapolarse su alimentación al detalle, pues pudiera suceder que animales que se alimenten a su vez de vegetales, al ser cazados por los homínidos, el carbono—13 se haya transferido de unos a otros.
Es más, en 2010, otro equipo de antropólogos, apoyados en las herramientas encontradas, hicieron pública la primera evidencia de consumo de carne por parte de los 'Australopithecus' por las mismas fechas. En otros trabajos relacionados, utilizando fósiles de girafas, caballos y monos de los mismos lugares de la sabana africana, no se ha encontrado ningún cambio en los niveles de carbono—13. Por ello, el cambio alimentario de los primeros humanos no puede generalizarse al resto de mamíferos y la cuestión continúa sin respuesta.



Fuente:    ABC

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